Siguiendo
con nuestro viaje por la hermosa ruta 40, llegamos hasta Bajo Caracoles. Este
lugar está formado por un pequeño grupo de viviendas, un puesto policial; un
Juzgado de Paz; una escuela primaria; un puesto medico con un doctor y una
enfermera al cual nos dirigimos apenas llegamos, debido a que mi señora se
había insolado. Esa noche nos quedamos a dormir en el auto.
La
primera edificación que se construyo en esta zona es un parador hospedaje y multirubro
construido con piedras de la zona talladas por un artesano yugoslavo hace
muchos años, si no me equivoco el mismo que construyo las estafetas
postales junto a las líneas férreas que
unían Puerto Deseado con Las Heras. La primera vez que lo pise tuve la sensación
de entrar en una antigua pulpería por su ubicación desolada y a gran distancia de
los pueblos vecinos que son Gobernador Gregores a 226km., Perito Moreno a 129
km. y Lago Posadas a 95 km. y al igual que estos antiguos lugares podemos
encontrar elementos de regalaría como cuchillos de campo, calcamonias, mates
llaveros, en la parte de despensa hay todo tipo de alimentos, también algunas
cosas básicas de ferretería, camisa para faroles, alpargatas, tabaco, gas para
encendedores también es confitería y bar anexo expendió de combustible.
Por
la mañana bien temprano cargamos nafta y pedimos agua caliente para tomar unos
mates y adentrarnos en el camino de tierra que nos lleva hacia Lago Posadas. El
trayecto es de 95 km y apenas salimos de Bajo Caracoles encontramos algunos
guanacos y sus crías “chulenguitos”, que para asombro nuestro había uno albino,
el camino es de ripio con zonas de piedras sueltas algo grandes y serrucho. También
como todas las rutas de montaña algunas subidas pronunciadas y curvas que no
tienen banquina solo precipicio de varios metros pero no es lo importante sino
el paisaje que nos acompaña.
El
avistaje de fauna patagónica como un zorro gris, que nos sonríe en la cresta
una loma, también si no me equivoco es un aguilucho patagónico que se encuentra
tomando sol al reparo de una mata de calafate, kilómetros más adelante
encontramos a un ñandú o “choique” con varios charitos.
En
otra ocasión que fuimos a Lago Posadas nos dijo don Horacio, el dueño del
camping en el que nos quedamos siempre que vamos, que para ir hasta el cerro
del indio ahora había que pedir autorización en la estancia ya que alguien
había bandalizado las pinturas rupestres y que ya no sería de acceso público,
lo que nos puso muy triste ya que ciertas personas no respetan el valor
cultural e histórico de estas representaciones.
En
este lugar, a diferencia de cueva de las manos, existen otro tipo de técnicas
utilizadas por los antecesores de los tehuelches. Petroglifos que consiste en
grabar en la piedra y luego pintan sobre estas. Asimismo encontramos una
representación más amplia como un mapa donde se podría identificar un lago, un cordón
montañoso, posibles caminos y una cacería
de animales.
Petroglifos
Petroglifos
Petroglifos
Petroglifos
Patas de "choique".
Como
suponemos que lo que pintan es algo cotidiano en sus vidas acá, encontramos en
la parte media de una roca, casi cubierta y difícil de ver, la representación
de un milodon. Que sabemos de su existencia en la zona de Chile ya que
encontraron restos de piel bien conservada y algunos huesos de un milodon los
cuales existieron hace 14 mil años, en una cueva a unos 24 km. al norte de la
localidad de Puerto Natales.
Cuando
el sol alumbra la parte del cerro que se levanta como una cresta toma una
coloración bien rojo sangre que me hace pensar si no es la sangre que se
derramo de los aborígenes cuando los fueron cazando en la época de “la
conquista del desierto” como la llamaron para apropiarse de las tierras y
dárselas a los hacendados extranjeros que llegaron más tarde y llevaron a la extinción
de este pueblo tan sabio.
Grandes
paredes como escamadas, casi toda la roca, es de una tonalidad rojiza. El
caminito que se encuentra pegado a la pared sortea grandes trozos de rocas que en
algún momento se desprendieron del cerro.
En
uno de los costados hay un arroyo con algo de caudal que se incrementa cuando
es la época de des hielo, con muchas rocas de distintos colores y algunas con
unas figuras muy llamativas.
Y
del otro lado se ubica el casco de la estancia “Cruz del Sur”, que tuvimos la
suerte de poder recorrer también.
En
esta foto se puede ver marcas circulares a gran altura a unos 15 metros
aproximadamente, se cree que los jóvenes practicaban y competían para ver quien
llegaba más lejos arrojando las boleadoras.
En
esta imagen se parece a un rostro hay que ubicarse a cierta distancia y según
el ángulo podemos verlo claramente.
En
esta foto se puede ver que las rocas son muy lisas y brillosas si la quieren
trepar y el calzado no tiene una buena suela que se agarre se van a resbalar y
no podrán lograrlo.
Desde
la cueva del cerro del indio se puede observar el pueblo y mas haya el Lago
Posadas y la península que lo divide del Lago Pueyrredon, al fondo las grandes
montañas con sus picos nevados invitan a perderse en su bello paisaje y
compartirlo con quienes hace miles de años poblaron este lugar.
“CUEVA
DEL PUMA”
La
cueva del puma se encuentra en cercanías del Lago Posadas a pocos km del casco
de la estancia “La Costosa”, al borde de una laguna seca donde se asoman estas
rocas muy grandes como apoyadas entre sí. Reflexionábamos con mi señora acerca
del nombre de este lugar “LA CUEVA DEL PUMA” ¿Se lo habrán puesto por que estos
animales se refugian aquí? Obtuvimos la respuesta mientras mirábamos las
pinturas y dando vueltas alrededor de este roquerio. Observamos una especie de
alero que protege del viento, con arena suelta y una buena visibilidad si
alguien se acerca, en la cual había gran cantidad de huesos y esqueletos
completos de animales, lo que nos confirma la existencia de pumas que
utilizarían el lugar para consumir sus presas. La gente de Lago Posadas nos recomendó
los horarios prudentes para recorrer la zona, a partir de
las 19hs ya no es seguro ya que esta especie suele cazar en horarios nocturnos.
Don Horacio, dueño del camping que se encuentra en la entrada del pueblo, nos
comentaba que hay épocas que se acercan a los tachos de basura y los perros se
alborotan dando aviso, por lo que efectúan algunos tiros al aire y se espantan.
Mientras nosotros estábamos muy compenetrados mirando cada recoveco de estas
rocas, alguien nos observaba. Logré fotografiar al curioso, era un piche. Me
fui acercando, por lo que corrió un poco y se agacho entre las matas para que
no lo vea como acostumbran a hacer, en otro tipo de terrero podría escarbar y
mimetizarse con el paisaje pero no en la cueva, ni sus poderosas garras pueden
penetrar las rocas.
Las
pinturas rupestres aquí se encuentran algo mas desgastadas por el viento y las
lluvias ya que no le da el mismo reparo que en el cerro del indio.
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